El desarrollo de una red de carreteras moderna y eficiente no sólo comprende la correcta construcción de la infraestructura sino también su conservación y mantenimiento después de su construcción. Las carreteras se deterioran como es normal durante su uso, pasando por una fase inicial de deterioro lento con desperfectos poco visibles para entrar posteriormente a una segunda fase donde el deterioro se acelera produciendo daños importantes a la estructura del firme que hace que en poco tiempo pase a ser irreparable y sea necesaria una rehabilitación total. Para ampliar al máximo la vida útil de las infraestructuras se hace indispensable un mantenimiento adecuado de las carreteras. Mi interés por este tema me motivó a la hora de decidir ampliar mis conocimientos en este ámbito.
El modelo tradicional de conservación se caracteriza por una inversión inicial de construcción y un uso sin apenas inversiones en conservación que ocasionaban un deterioro hasta que era necesario otra importante inversión adicional. Sin embargo, el modelo óptimo tendría el mismo pico de inversión inicial y una tendencia significativa de inversiones en conservación a lo largo del tiempo.
Debido a la crisis económica por la que pasamos, se ha reducido de forma brusca la inversión en infraestructuras y además se ha descuidado la conservación causando un deterioro más acelerado de las mismas. Ver gráfico de la evolución de la inversión en conservación. Según recomiendan expertos, la conservación óptima de las carreteras exige una inversión anual cercana al 2% del valor estimado del patrimonio viario, siendo aproximadamente el valor patrimonial el de la Red de Carreteras del Estado de 80.000 M€ (1.600 M€ de inversión en conservación).
El último informe de la AEC (Asociación Española de la Carretera) sobre “Necesidades de Inversión en Conservación 2015 – 2016” apunta que de seguir empeorando el estado de conservación de las carreteras españolas, antes del año 2020 será necesario reconstruir buena parte de la red. Revertir esta situación requiere una inversión mínima de 6.617 millones de €, que la AEC considera como el déficit que acumula el mantenimiento del conjunto de las infraestructuras viarias del país.
Y es que la AEC afirma que de haberse mantenido la inversión en firmes de unos 3.000 millones de euros anuales, no se habría llegado a esta situación. “Cada euro no invertido a tiempo en refuerzo de firmes se transforma en 5 euros a los tres años y en 25 euros a partir del quinto.”
Es comprensible que la inversión en época de crisis se vea reducida en construcción de obra nueva, pero no es recomendable descuidar el estado de las carreteras existentes. El dinero que se emplea en conservación y mantenimiento de las carreteras no es un gasto, es una inversión que además alarga de forma considerable la vida útil de la carretera.